Skip to main content

De Arte y Artistas

 


En esa constante lucha con la muerte, la obra de arte permanece; el nombre del creador se graba en la historia. Encuentra un lugar de sosiego donde nos reconcilia con el mundo al que pertenecemos.





Dice PLatón que el ser humano tiene dos fecundidades, la del cuerpo y la del alma. Aquellos cuya fecundidad es la del cuerpo tienen hijos; aquellos cuya fecundidad mora en el alma alcanzan la inmortalidad en una obra de la inteligencia, y así nace el creador: el artista. Los hay que a través del pincel y el óleo crean imágenes que se vuelven universalmente reconocibles.


Hay quienes a través de las palabras crean espacios y personajes que tienen tal fuerza que se imponen transformándose en reales. Los hay músicos, poetas, actores, bailarines, arquitectos. Están los que encontraron la fama y el éxito en vida, los que inmortalizaron su nombre y los que a pesar de no haber sido tan reconocidos han encontrado la manera de filtrar su talento y su obra hasta nuestros días. A todos ellos los conocemos hoy gracias a sus creaciones. Después de todo ¿quién no reconoce ese personaje de bigotito ralo y pantalones caídos?




Hay hombres de talento y hay hombres de genio. Existen los estudiosos, los que conocen todo lo que han hecho los demás hombres y aquellos que aportan algo nuevo a ese conocimiento. Genios que han grabado sus nombres en la inmortalidad a través de su trabajo. Como dijo Santiago Ramón y Cajal “Los grandes hombres son, a ratos genios; a ratos niños, y siempre incompletos”.

Es justo esa búsqueda; esa necesidad de completarse lo que resulta en grandes creaciones. Como Michel Foucault lo ha demostrado los conceptos de genio (ya sea artístico o científico), de locura, moral y creatividad, son construcciones culturales que se han ido alterando y definiendo con el tiempo. La noción del genio como un ser superdotado nos viene desde la antigüedad clásica y cobró ímpetu durante el Romanticismo. Han sido en muchos casos los mismos artistas los que se han encargado de fomentar el mito del genio, “del artista” tanto para rodear su obra de un cerco de misterio que las vuelve tan especiales como parar conseguir esa permisividad social que sólo a ellos se les adjudica. Después de todo siempre parece que el artista siente más; sufre más; se divierte más.


Wassily Kandinsky en su libro “De lo espiritual en el arte”, afirma que “toda obra es hija de su tiempo, muchas veces es madre de nuestros sentimientos”. No hay que conocer la cara de un genio para conocer su existencia; sólo su obra. Así en la historia de la humanidad se ha acumulado un legado de creaciones que han sido testigos y cronistas de una época; de su época. Kandinsky también reflexiona sobre “el principio de necesidad interior” y dice: “todo artista, como creador, ha de expresar lo que les es propio [...] Todo artista, como hijo de su época, ha de expresar lo que le es propio a esa época [...] Todo artista, como servidor del arte, ha de expresar lo que le es propio al arte en general”. Son estas las tres necesidades elementales para la existencia de una obra de arte.

Diego Narvaez


Todo período histórico quiere reflejarse a través del arte; cada época innovando en formas insólitas. Me imagino la expresión de un artista de la edad media ante una pintura de Jackson Pollock. Son los artistas los que estiran las formas, socialmente aceptadas, más allá de los límites. El artista, expresa aquello que lo conmueven, que de alguna manera forma parte de su estar en el mundo.

Mozart, hijo de músico, compuso su primera sinfonía a la edad de ocho años. Balzac mediante su prolífica escritura se convierte en un cronista detallado de la vida francesa tras la caída de Napoleón Bonaparte. Es Álvaro Carrillo quién le canta al país que ama: México. Ese caudal de emociones y sentimientos adquieren ritmo, forma, textura y color. Las paletas pueden ser intensas o pálidas. Las palabras consoladoras o denunciantes. Las notas atonales o melodiosas.


La expresión se vuelve tangible. El artista siempre emociona.
En esa constante lucha con la muerte, la obra de arte permanece; el nombre del creador se graba en la historia. Encuentra un lugar de sosiego donde nos reconcilia con el mundo al que pertenecemos.


Comments

Popular posts from this blog

Los retratos de Juana Inés, obra en tres actos

Primer acto: aparece un retrato de una hermosa adolescente sentada sosteniendo un libro, fondo oscuro enmarcado por una tela roja. Vestido amarillo, mirada serena. Inscripción: “V R de Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana a los 15 años de su edad q habiendo entrado en la Corte del Virrey…” La obra aparece como referencia a retratos hechos de Sor Juana Inés de la Cruz en una ponencia de un diplomado de letras mexicanas. En dicha ponencia se refiere a la obra como del barroco circa 1666, anónimo.     ---   Jorge Sánchez Hernández  "El examen de Juana Inés en 1666" ca 1980 Segundo acto: después de buscar en internet por un rato veo que la mencionada pintura aparece una y otra vez citada como obra del barroco, incluso el año se repite. Hay más de cien entradas con la pieza, es el primer resultado si se busca Juana Inés. Después de acercarme a la esquina derecha veo la rúbrica, no es anónima hay una firma: J. Sánchez. Pongo en el buscador “retrato J. Sánchez Sor J...

Festival Internacional Cervantino - 50 años - . Toda su historia.

Este año el FIC cumplió 50 años, aquí su historia. Que no se pierda. Que perdure.   Introducción En El juez de los divorcios el Vejete, personaje principal dice: “En verdad, señores, que el mal aliento que ella dice que tengo, no se engendra de mis podridas muelas, pues no las tengo, ni menos procede de mi estómago, que está sanísimo, sino desa mala intención de su pecho…”. Sí, los entremeses son jocosos, divertidos, atemporales. La falta de acción real es sustituida, con ventaja, por la gracia de las situaciones narradas. Miguel de Cervantes publicó sus Ocho comedias y ocho entremeses en Madrid, en 1615. Obras minúsculas y prodigiosas, cuya calidad está basada en el juego doble de fantasía y realidad. Otros de sus textos que hicieron gala del género son: El rufián viudo llamado Trampagos, El viejo celoso y La guarda cuidadosa.  Trescientos treinta y nueve años después, en la ciudad colonial de Guanajuato, Enrique Ruelas, profesor de la Universidad del estado, en 1953 ret...

El Metro de la CDMX por Lance Wyman

Cuando Lance Wyman, diseñador norteamericano, llegó a México en 1966 la referencia más cercana que tenía de nuestro país eran las piñatas. Wyman formó parte del equipo que desarrolló la imagen gráfica para las Olimpiadas de 1968, junto con los arquitectos Ramirez Vázquez y Eduardo Terrazas.  "Me gusta la simplicidad y la franqueza en la cultura mexicana. La geometría en sus diseños" comenta el diseñador en su visita al MUAC. Habiendo crecido en Nueva York en un ambiente totalmente urbano Lance lleva la ciudad a todas sus creaciones. Pero México le ha dejado una huella característica en el uso del color, la geometría y la simplicidad de su imagen iconográfica. "Soy un comunicador y se podría decir que el arte está involucrado pero como diseñador estás obligado a comunicar algo." Wyman desarrolló también la identidad gráfica del metro de la Ciudad de  México y la copa mundial de México en 1970. “Terrazas, amigo y compañero de trabajo, me convenció para viajar a México...