Este año el FIC cumplió 50 años, aquí su historia. Que no se pierda. Que perdure.
Introducción
En El juez de los divorcios el Vejete, personaje principal dice: “En verdad, señores, que el mal aliento que ella dice que tengo, no se engendra de mis podridas muelas, pues no las tengo, ni menos procede de mi estómago, que está sanísimo, sino desa mala intención de su pecho…”. Sí, los entremeses son jocosos, divertidos, atemporales. La falta de acción real es sustituida, con ventaja, por la gracia de las situaciones narradas.
Miguel de Cervantes publicó sus Ocho comedias y ocho entremeses en Madrid, en 1615. Obras minúsculas y prodigiosas, cuya calidad está basada en el juego doble de fantasía y realidad. Otros de sus textos que hicieron gala del género son: El rufián viudo llamado Trampagos, El viejo celoso y La guarda cuidadosa.
Trescientos treinta y nueve años después, en la ciudad colonial de Guanajuato, Enrique Ruelas, profesor de la Universidad del estado, en 1953 retomó los Entremeses Cervantinos e inició un espectáculo teatral, en plazas y callejones de la ciudad, agregándole toques de humor para el público mexicano. El Festival Internacional Cervantino tuvo su origen en esas pequeñas joyas literarias.
Esta nueva faceta tuvo su sustento en el decreto presidencial de 1972, que instituyó el desde entonces llamado Festival Internacional Cervantino.
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— Anitzel Diaz (@anitzel) November 7, 2022
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