En el 2018 un grafiti de Banksy, después de alcanzar en una subasta $1.4 millón de dólares, se autodestruyó. “El impulso de destruir es también un impulso creativo”, dijo el artista citando a Picasso. La casa de subastas Sotheby´s describió la obra: “enmarcada, pintura en aerosol y acrílico sobre lienzo”. La imagen, una pequeña niña que suelta un globo rojo con forma de corazón. La niñez y la libertad, temas arquetípicos en la historia del arte ¿logra la pequeña atrapar el globo o se le escapa? A Bansky, que aun permanece anónimo, le gusta provocar. Desde que existe el arte, este se destruye para borrar el legado cultural de un enemigo: para desaparecer un momento histórico que no debe perdurar; como un acto de activismo; por vergüenza. Hasta la contemporaneidad no se había hecho por razones económicas. Por rabia, esculturas se derriban, libros se queman, imágenes se esfuman. La escultura romana se encuentra en el museo British Museum, data del siglo 1 o 2 a. C., de valor incalcula